Empiezo estas líneas asumiendo que tenemos una situación económica
compleja con tendencia a agudizarse. Más allá del boicot por parte de la
burguesía y el bloqueo imperialista que efectivamente existe, los resultados
negativos obtenidos en las múltiples combinaciones de propiedad y producción
estatal, (lo que Lenin llamó “el capitalismo de Estado” paso previo a la
construcción del socialismo) nos sitúa en un escenario de alto riesgo. Es por
ello que el tema económico se convierte en el principal desafío de la nueva
etapa del proceso revolucionario. La superación del sistema capitalista de
corte rentista-extrativista, el desarrollo de las fuerzas productivas y el
alcance del equilibrio económico, son elementos vitales para consolidar las
posiciones revolucionarias para de esta manera cumplir con nuestro deber
bolivariano de darle a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad posible, preparar
el terreno de cara a las elecciones parlamentarias de 2015 y preparar nuestras
fuerzas ante un eventual referéndum revocatorio en 2016.
Hoy Venezuela vive una situación similar a distintas crisis de otras
revoluciones del el mundo. Como por ejemplo la revolución rusa: En 1921 año
difícil para la URSS, la guerra civil y los distintos levantamientos militares
en contra del Gobierno soviético. Lenin revisó