Empiezo estas líneas asumiendo que tenemos una situación económica
compleja con tendencia a agudizarse. Más allá del boicot por parte de la
burguesía y el bloqueo imperialista que efectivamente existe, los resultados
negativos obtenidos en las múltiples combinaciones de propiedad y producción
estatal, (lo que Lenin llamó “el capitalismo de Estado” paso previo a la
construcción del socialismo) nos sitúa en un escenario de alto riesgo. Es por
ello que el tema económico se convierte en el principal desafío de la nueva
etapa del proceso revolucionario. La superación del sistema capitalista de
corte rentista-extrativista, el desarrollo de las fuerzas productivas y el
alcance del equilibrio económico, son elementos vitales para consolidar las
posiciones revolucionarias para de esta manera cumplir con nuestro deber
bolivariano de darle a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad posible, preparar
el terreno de cara a las elecciones parlamentarias de 2015 y preparar nuestras
fuerzas ante un eventual referéndum revocatorio en 2016.
Hoy Venezuela vive una situación similar a distintas crisis de otras
revoluciones del el mundo. Como por ejemplo la revolución rusa: En 1921 año
difícil para la URSS, la guerra civil y los distintos levantamientos militares
en contra del Gobierno soviético. Lenin revisó
detalladamente la maltrecha
economía de la URSS y a raíz de esta situación se vio obligado por las
circunstancias a implementar lo que llamó la “Nueva Política Económica”,
conocida como la NEP, la cual, consistió en una serie de medidas económicas que
restablecía la propiedad privada y la economía mixta con capital transnacional.
Estas acciones tenían el objetivo de desarrollar las fuerzas productivas y que
los miembros del Partido Comunista y la clase obrera pudieran aprender de la
gerencia capitalista para una vez generadas las condiciones, se reiniciara la
construcción del socialismo y la redistribución equitativa de la riqueza y no
de la miseria. Asimismo, en China una vez concluidos el salto a delante y la
revolución cultural, el país quedo en ruinas, lo que obligó al PCCH a
implementar “el socialismo con características chinas”, plan estratégico de
largo aliento que tiene como objetivo alcanzar y superar el desarrollo de las
potencias occidentales en los aspectos: tecnológicos, económicos y militares,
este plan dirigido políticamente por el Partido Comunista Chino convirtió al
gigante asiático en la segunda potencia económica del mundo, y posiblemente sea
la primera en los próximos meses. Esto no quiere decir que implementemos sus
métodos, solo es una referencia histórica que debemos estudiar en profundidad.
La Revolución bolivariana atraviesa un duro momento histórico, que si
bien no tiene las características de las guerras del siglo XX, efectivamente
tiene las características de nuestra época, compuestas por las nuevas
modalidades y la evolución de los conflictos. Los militares chinos han llamado
estas nuevas formas de confrontación directa e indirecta como “la guerra sin
restricciones”, libro escrito por los coroneles Qiao Liang y Wang Xiangsuihan,
la cual, según sus autores está compuesta por: bloqueos y boicots económicos,
ataques militares selectivos de carácter terrorista, desestabilización
política-social por la vía política, promoviendo protestas y también armando
grupos extremistas, guerra cibernética, guerra psicológica, etc.
Esta situación de alta complejidad nos obliga a pensar, crear e innovar,
sin dogmatizar, manteniendo la firmeza marxista-leninista como filosofía de la
praxis y con mucho cuidado de no divagar en términos y teorías
intelectualizadas alejadas de los intereses del pueblo. En este sentido,
debemos estar conscientes de la realidad concreta que tenemos, y nos urge
solucionar los problemas que aquejan a nuestra población con soluciones puntuales
y de alto impacto, (la suprema felicidad social) con el fin de que nuestra
Revolución pueda mantener el poder y de esta manera generar las condiciones
para continuar el avance hacia la construcción del socialismo bolivariano,
partiendo de la comprensión que estamos transitando una nueva etapa
revolucionaria llena de contradicciones, bajo un nuevo liderazgo que tiene sus
propias características.
Lenin en su texto sobre el “infantilismo izquierdista” argumentó su
postura en relación a los controles para la transición socialista, los cuales,
“deben ser establecidos no sólo sobre ‘la insignificante minoría de
capitalistas’, sino también sobre los obreros ‘profundamente corrompidos por el
capitalismo’ y sobre ‘los haraganes, los señoritos, los granujas y demás
depositarios de las tradiciones del capitalismo’.
El planteamiento de Lenin tiene mucha vigencia en la actual coyuntura y
nos da luces para intentar salir de la crisis económica que nos aqueja, para
ello se requiere que el pueblo y sus diversos sectores asuman la
responsabilidad y el compromiso de levantar la economía, manteniendo a la gran
burguesía controlada bajo las leyes revolucionarias por supuesto, pero a su vez
tenemos que echar a andar nuestro aparato productivo estatal, incluso pensar en
la posibilidad de que algunas de esas empresas sean mixtas, no podemos tener
una clase obrera en las empresas nacionalizadas, con actitudes parasitarias y
no productivas, además se requieren gerentes eficientes y comprometidos con el
desarrollo económico de cada una de las empresas y fábricas.
Cabe destacar, que sin el compromiso y el apoyo del pueblo y la sociedad
en general, será imposible salir de la crisis. Para reactivar la economía se
deben eliminar o por lo menos disminuir a su mínima expresión: 1) el flagelo
del bachaqueo; 2) los micro revendedores (buhoneros); y 3) los “raspa cupos”
(que compran los dólares al Estado en 11BsF y lo venden cuando regresan de sus
viajes al extranjero en 70, 80 y hasta 90BsF). Estos sectores de la población
actúan como buitres y carroñeros capitalistas que aplican la búsqueda
insaciable de plusvalía fácil le hacen mucho daño al país generando un caos
económico, político y social.
Cuando se evalúa con claridad el escenario político actual, se evidencia
que el Estado no puede controlar solo a la minoría empresarial y las empresas
fantasmas, sino a la sociedad en general, con el apoyo del pueblo y las FANB. Para
ello hacer cumplir las leyes a como dé lugar es fundamental. A diferencia de la
URSS y de China nosotros no contamos con un partido fuerte como lo era en ese
momento el Partido Comunista de Lenin, que además era el único partido de la
URSS, así como el PCCH es el único partido de China, es por ello que nuestro
desafío es aún mayor, porque cada error que se cometa desde el Gobierno y desde
los sectores del “infantilismo izquierdista” oxigenará al enemigo y erosionará
nuestras bases populares peligrosamente.
La Revolución tiene como principal desafío en los próximos meses,
alcanzar el equilibrio económico interno y acabar con el caos existente. Es
necesario hacer un gran esfuerzo a corto y mediano plazo para disminuir los
altos índices de escases, reconfigurar los planes de industrialización,
aumentar la producción agrícola y fortalecer e incrementar la producción
industrial petrolera y no petrolera del país. En este sentido, que se abra el
debate nacional y se elaboren propuestas con respecto a cómo combatir la crisis
económica, como desarrollamos nuestras fuerzas productivas y como logramos
consolidar la Venezuela potencia, sin vulgarizar como hasta ahora se ha hecho
la consigna Robinsoniana de “inventamos o erramos”. No podemos darnos el lujo
de equivocarnos más, el pueblo y la historia no nos lo perdonarían.
Raúl Guevara
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