Por: Anderson Velásquez
La Revolución bolivariana ha
atravesado duras pruebas los últimos dos años, incluso ha estado al borde del
declive. Sin embargo, a pesar de las debilidades y complicaciones seguimos en
pie de lucha. Pero ¿cuánto más podremos resistir las embestidas del imperio sin
preparar y reorganizar al pueblo? Hasta ahora el Gobierno ha hecho todo a su
alcance para sortear y vencer los obstáculos impuestos desde el norte. No obstante,
se nos hace imposible negar que cada ataque del enemigo haya impactado psicológicamente
en las fuerzas bolivarianas generando confusión, apatía, y en algunos casos desmovilización.
La muerte del comandante Hugo Chávez,
marcó el inicio de una nueva y compleja etapa para las izquierdas en Venezuela
y en Latinoamérica, pues no solo se
perdió un importante líder político, sino que perdimos la línea de masas de la Revolución,
el vínculo directo con el pueblo y elementos espirituales que influyen en el
avance o estancamiento del proceso. El pueblo seguía al comandante Chávez
porque creía firmemente en él, se sentía identificado con sus ideas, inspiraba
esperanza y espíritu de lucha en las masas y además era un hombre ejemplar, humilde
e incorruptible. El pueblo no seguirá algo en lo que no cree, es por ello que
el factor subjetivo es vital en este escenario de guerra no convencional en la
que estamos inmersos.
Es importante que los
revolucionarios que se consideren vanguardia tomen en cuenta varios elementos:
1) estamos en una guerra no declarada pero activa y violenta contra el
imperialismo y sus aliados locales; 2) el presidente Maduro no va a resolver
todos los problemas solo, es por ello que debemos ayudar en todos los frentes a
la estabilización del país y a la reorganización de las fuerzas revolucionarias;
3) la moralización del pueblo es prioridad, debemos retomar los territorios históricamente
nuestros y avanzar hacia otros en manos de la oposición; 4) es importante reposicionar
a la Revolución como la única esperanza del pueblo y 5) prepararnos para
resistir los ataques del enemigo, pues esta será una lucha de largo aliento.
Esta guerra es por la
supervivencia de la Revolución bolivariana en contra de la dominación imperial
sobre Nuestra América y este conflicto será hasta que uno de los dos polos en
disputa caiga, ya sea por la vía electoral o por la vía violenta. Resalto que el
principal campo de batalla es el psicológico, los objetivos del enemigo son quitarle
la fe y la esperanza al pueblo, explotar los errores de la dirigencia para desmoralizar
a las masas y asi alcanzar la rendición de la Revolución.
En estas maniobras para restar
apoyo al proceso revolucionario entran en juego: 1) la quinta columna ineficaz
y corrupta presente en las instituciones del Estado; 2) las presuntas divisiones internas en el
chavismo estimuladas por el adversario y sus medios de comunicación; y 3) la
guerra económica.
¿Tendremos los revolucionarios la
capacidad de resistir y vencer las adversidades o nos rendiremos ante el
enemigo?
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